De su brillante pasado quedan los restos de su fortaleza mandada a construir por el infante en el siglo XV con fines defensivos. Sufrió diferentes reconstrucciones a causa de los ataques del pirata Francis Drake y el terremoto de Lisboa. Destacable en su interior es la iglesia de Nossa Senhora de Graçia XVI y la famosa Rosa dos Ventos descubierta en 1928. Una figura geométrica redonda de piedra, construida en el suelo con 43 metros de diámetro que se cree se remonta al siglo XVI. Representa una estrella simbolizando los rumbos. Desde la fortaleza se puede observar el Cabo de San Vicente y el espectáculo maravilloso de la puesta de sol sobre el Atlántico.
El cabo de San Vicente es un accidente geográfico conocido en tiempos romanos como Promontorium Sacrum, lugar dedicado al Dios Saturno. En sus aguas tuvo lugar la batalla del mismo nombre el 14 de febrero de 1797, que enfrentó a España y a Inglaterra en el marco de las guerras revolucionarias francesas. Según la leyenda cristiana aquí estuvieron los restos de San Vicente Mártir durante dos siglos hasta que fue conducido a Lisboa en 1173.
Cada día, en este entorno de quietud rajado tan sólo por el batir del mar en los majestuosos acantilados, numerosas personas se dirigen para ver un atardecer único.
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